2011年3月8日火曜日

Los hombros de mi padre


Foto: Con mis padres y Juan san en Hawaii


La semana pasada, mi padre cumplió 67 años.

Desde que yo vivo en España, como no podemos pasar juntos esos días significativos del año, las llamadas internacionales en el día del cumple se han convertido en una costumbre de la familia Ogura. Así que al igual que en otros años, el día de su cumple, le llamé a su móvil. Pero su móvil estaba apagado o fuera de cobertura.

Bueno, entonces, pensé: voy a escribirle un mail de felicitación. Gracias al desarrollo tecnológico como SKYPE, la comunicación con Japón ya es barata y rápida, y puedo disfrutar del servicio muy a menudo. Pero mis padres aún no se han jubilado, y como se levantan por la mañana muy temprano y por la noche se acuestan muy pronto, las 8 horas de diferencia con Japón me imponían encontrar un momento adecuado para hacerles esa llamada. Me doy cuenta que ya llevo casi 3 semanas sin hablar con ellos.

Quizás por este tiempo de ausencia, cuando empecé a escribir el mail, me salieron muchísimas cosas que quería comentarle, preguntarle su opinión etc etc… el resultado no sé ya si fue un mail de felicitación o un documento para informar de mis 3 semanas de vida. Pero pensé, que esto tenía más sentido que un simple “estoy muy bien” así que pulsé el botón de “enviar”.

Peno no recibí ninguna noticia de él desde entonces.

Mis padres pertenecen a una generación que cuando eran jóvenes, no había ni ordenador ni móvil. Me acuerdo perfectamente el día que mi padre me envió su primer e-mail. 『げんきですか?』(GEN-KI-DE-SU-KA?, significa, cómo estás?solo 5 silabas. Antes de que yo abriera su mail, me llamó por teléfono desde Japón, que aún costaba mucho dinero aquella época y me dijo “ Oye, acabo de enviarte un mail! Lo recibiste?” escuché su voz muy excitada detrás del teléfono. Mis padres ahora ya utilizan SKYPE y me llaman gratuitamente. Cuando le envió un mail me contesta en unos segundos. Sabe que mi BlackBerry no muestra caracteres japoneses, cuando tiene un asunto urgente, me escribe en inglés. Me siento un poco orgullosa de mi padre que maneja “la última tecnología”.

Pero pasó casi una semana y yo seguía sin saber nada de él.

Bueno, le voy a volver a enviar un mail. En ese momento, sonó mi móvil. Era una llamada internacional desde un prefijo del país +66. Qué país será? Asia? Yo por si a caso, me pongo en modo de trabajo y dije “Hello?” y escuché la voz de mi padre detrás del teléfono. “Hola! Soy yo, tu papá. Cómo estás?” “Yo muy bien, dónde estás tú ahora?” “Ahora? Ahora estoy en Bangkok. Acabo de llegar. Gracias por tu mail de felicitación de mi cumpleaños! Es que cuando recibí tu mail, estuve en Birmania! Ya sabes, aquél país está fatal de Internet ni podía usar mi móvil. Perdona por mi ausencia!”

Claro! Mi padre estaba de viaje por Asia. Durante dos semanas visitó Tailandia, Birmania y Camboya y pasado mañana volverá a Japón. Parece más joven que su edad, y está trabajando mas duro que los jóvenes. “Oye hija mía, en tu mail, he encontrado muchos errores ortográficos y gramáticos!” no se corta nada para regañarme!

Cuando yo era joven, mi padre para mi era un modelo en el cual yo me miraba, algún día yo quería alcanzarlo, tener ese ímpetu. Le admiraba mucho y quería ser diplomática como él. Estudiaba muchísimo para cumplir mi sueño. Pero cuando fui a la Universidad, me metí al mundo del Flamenco, entonces cambió mi destino, y a veces me peleaba con él. En aquella época, después de discutir un día fuertemente con él salí de casa, y empecé a vivir sola en Tokio. Pero fue él quién quitó esa gran distancia que se creó entre nosotros. Dejé de seguir el camino para ser diplomática, vine a España para estudiar, y me casé con un español, pero mi padre me entendió y dijo simplemente “Tienes que elegir y decidir tú misma. Es tu vida.”




Foto: Con mis padres y Juan san en España


Cuando me casé con Juan san, mi padre dijo “A mí me gustaría hablar con tu marido sin tu traducción” y empezó a estudiar español en una Universidad en Japón, después de su jornada laboral. Ya lleva años estudiando. Cuando tiene alguna duda en sus tareas, me llama o me escribe un mail y me pregunta. Creo que esa actitud de preguntar cosas hasta su propia hija, le hace un hombre grande. Gracias a sus años de estudio, ya mi padre ya puede hablar con Juan san en español sin mi ayuda. Pueden hablar de muchas cosas ya sin mi traducción. Es realmente admirable.

Cuando actuó Cañizares en Carnegie Hall en Nueva York, vino desde Japón a escucharlo. Y dentro de 2 meses, para el concierto con la Filarmónica de Berlín nos visita a Madrid aunque solo 3 días. Yo agradezco de corazón a mi padre que adora a Juan san como su yerno, y a Cañizares como el artista y el compañero de mi trabajo.

Él me comentó que va a dejar la empresa en la cual está trabajando actualmente, y va a montar una suya el mes que viene. Qué vitalidad! La espalda de mi padre es siempre grande y amplia, y esa actitud ante la vida es un objetivo al cual apunto y espero alcanzar algún día. Gracias por predicar con el ejemplo Papá.




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